9.2.13

Capítulo 43


- Hola Niall.

Silencio incómodo. Dos besos forzosos.

- ¿Qué tal? - me preguntó.

¿Que qué tal? ¿De verdad quería saberlo? ¿Saber que he estado hecha una puta mierda toda esta semana? ¿Que me marginaba en mi habitación? ¿Qué le llamaba cada dos por tres? ¿Que me pasaba las noches en vela con el móvil en la mano para ver si se comunicaba conmigo? ¿Que había dejado de comer? ¿Que ya no tenía felicidad en el cuerpo? ¿Que no era yo? ¿Eso quería saber?

- Bien - mentí. - ¿Y tú?
- Bien, también - sonrisa leve.
- ¿Por qué no has contestado mis llamadas? - me atreví a preguntar.
- Eh... Yo... Estaba demasiado confuso. No sabía qué hacer.
- Ah, ¿y pensaste que haciéndome sufrir mientras pasabas de mí era lo mejor? - bajó la cabeza - ¿Sí o no? - dije enfurecida mientras levantaba un poco la voz.

De repente me di cuenta de que todos los que estábamos ahí nos estaban mirando. Bibi se acercó a mi y me puso una mano en el brazo, para que me sintiese un poco más calmada. 
Se lo agradecí.

- Lidia, - dijo finalmente Niall - Vámonos a hablar a un sitio más privado, por favor.
- ¿Sabes qué? Que no. Tu has pasado de mí esta semana entera, y yo voy a hacer lo mismo ahora. Asi que lo siento Niall pero ahora no me apetece hablar. Quiero estar con mis amigos, que ellos al menos si que se han molestado en saber cómo estaba esta semana.

Niall se quedó callado mientras yo caminaba hacia el sofá y me sentaba entre Harry y Eleanor.

- ¿No crees que has sido un poco durilla de más con él? - me dijo Harry.
- Puede, pero que sufra un poco. - le susurré.
- Mujeres... - sonrió.

Pasamos la tarde todos juntos, entre cervezas y algún que otro refresco por parte de Liam, pues no bebía bebidas alcohólicas.
Estuvimos mucho tiempo charlando, contando nuestras cosas, riendo con las ocurrencias de Louis.
Me estaba dando cuenta de que había desperdiciado toda mi semana sin relacionarme. No era consciente de lo mucho que podía echar de menos tardes como esas, y tan sólo habían pasado seis días...
Increíble.
Aún seguía sin creerme un poco todo esto que me había pasado. Era super afortunada por haberles conocido.
¿Y si Victor no me hubiese llegado a besar? 
Nada de esto hubiera pasado. 
Guau, cómo podía condicionar las cosas un simple detalle...
Me percaté de que en esa tarde Niall no había dicho nada, es más, estaba absorto en su cerveza número... ¿Siete?
Dios, este chico tenía un hígado de acero, en serio.
Sentía lástima viéndole así. Las ganas que tenía de abalanzarme sobre él, abrazarle, besarle, hacerle saber al mundo entero que era mío, solo mío.
Pero cuatro palabras me echaban atrás, siempre.
"Sal de mi casa". "Sal de mi casa".
El simple y mero hecho de pensar en cuando lo dijo me erizaba la piel.

- Eh... Voy a por más cervezas - dije levantándome. Necesitaba estar sola unos minutos.
- ¿Te acompaño? - dijo Niall. Mi cuerpo entero me decía que sí, pero no, no podía, o al menos no ahora.
- No, no, no. Tú quédate ahí. Será lo mejor. 

Me di la vuelta y comencé a andar hacia la cocina. Cuando llegué a esta abrí una ventana y asomé la cabeza por ella.
Sentir como la brisa del otoño acariciaba mi cara me hacía olvidarme un poco de todo.
Después, me dirigí al fregadero y me mojé la cara.
Ya más reanimada, me acerqué a la nevera para cumplir aquello por lo que había venido aquí. Pero antes de hacer nada, sentí una mano en mi brazo.

- Lidia...
- Niall, te he dicho que te quedases en el salón. - su faceta parecía triste.
- Bueno, sabes que no soy mucho de cumplir las normas - sonrió levemente. Yo no.
- Mira Niall, sé que quieres hablar, y ahora, estoy más calmada pero no del todo, así que por favor, ahora no.
- Lidia, no puedo aguantar. Necesito tenerte entre mis brazos, pedirte perdón tantas veces hasta que mi voz no pueda más, besarte cómo si no hubiera mañana, demostrarte que eres tú, y solo tú la chica a la que quiero. - Iba a llorar, lo presentía. Sentí como mis ojos se humedecían. Quería corresponderle en ese momento, pero antes necesitábamos una explicación a todo esto.
- Mira, sé que si hablamos voy a acabar de mal humor, y no quiero que pase. Hablaremos, te lo prometo, pero ahora es lo que menos me apetece. Ahora solo quiero... Olvidarme. - le miré profundamente a sus ojos - Olvidarme de todo.
- Em... Vale, - se revolvió el pelo mirándome fijamente. De repente noté como sus ojos recorrían mi cuerpo y fruncía el ceño - Lidia, ¿has dejado de comer? - ¿cómo decirle que no, que no podía comer teniendo aquella agonía que tenía?
- He estado estresada estos días - dije como excusa.
- No, Lidia, esto no. ¿Y encima tú, que amas la comida? No y no. Podré pasarlo mal viendo que no estamos juntos, pero no pienso permitir que dejes de comer. - se acercó a mí cogiéndome la mano, pero rápidamente le solté.
- Niall, no pasa nada. Esta semana terminará y volveré a tener un ritmo normal, ya está. - desvié la mirada a otro sitio.
- ¿Por qué me es tan difícil creer en lo que dices?
- Confianza - suspiró. Me di la vuelta, cogí unas cuantas cervezas de la nevera y anduve unos pasos para alejarme dejando a Niall en la cocina pensando.
- Lidia - me llamó provocando que me diese la vuelta.
- ¿Sí?
- Sabes que te quiero, ¿no? - sonreí levemente. Podría estar todo lo enfadada del mundo con él, pero nunca dejaría de enamorarme con cualquiera de sus palabras.
- Claro que lo sé - me acerqué rápidamente a él y de di un beso en la mejilla, haciéndole saber que en breves probablemente todo esto se arreglaría.




*NARRA MEGAN*

Abrí los ojos. Todo estaba oscuro. ¿Dónde narices me había metido? A ver, vamos a recordar, llegaste a casa de Harry, empezasteis a hablar, a beber alguna que otra cerveza, a ver la peli... Ah claro, es verdad, nos quedamos dormidos.
Estaba apoyada en Zayn, que dormía plácidamente con la cabeza puesta en el posabrazos del sofá. A mis pies estaban Harry y Niall, y en el otro sofá estaba Lidia.
Supuse que Liam y Bibi habían ido a alguna otra habitación, al igual que Eleanor y Louis.
Miré el reloj. Las ocho y media de la mañana. Uf, ¿qué persona en su sano juicio se levantaba un domingo a estas horas? Yo es que no lo entendía.
Bajé las piernas del sofá y fui a apoyarlas en el suelo, con tal mala suerte que pisé una pierna de Harry. Ups. Lo que menos quería ahora era despertarle. 
Él simplemente se estremeció un poco y siguió durmiendo.
Me quede parada mirando cómo respiraba, sus movimientos, la paz de sus ojos cerrados. Me aproximé un poco y rocé suavemente uno de sus rizos.
Aún recuerdo el día anterior cuando nos fuimos a saludar. Fue muy extraño, no sabia qué hacer. 
Nos dimos dos besos y ya está, no volvimos a hablar en toda la noche, aunque no podía evitar echarle de vez en cuando alguna que otra miradita llena de deseo. Y para mi agrado, él las respondía.
Desde que me enteré de lo que pasó con Diane el domingo de la semana anterior, no había dejado de pensar en darle otra oportunidad a Harry. Quizá esta vez, si nos coordinábamos mejor, las cosas saldrían bien.

Yo miraba cómo dormía, cuando lo único que quería en ese momento era acercarme a él y darle un beso. Ese beso que llevaba tanto tiempo esperando.
Antes de que Harry notase nada, me incorporé y eché a andar hacia el jardín.
Hacía un poco de frío por lo que en el camino cogí una manta.
Abrí la puerta, con sumo cuidado de no despertar a nadie, y salí al exterior.
A fuera azotaba una brisa fría, pero para las personas del norte como yo, era algo familiar. Me senté en una de las hamacas que había junto a la piscina. Respiré hondo y luego cerré los ojos, dejándome llevar por aquel gélido viento.
Podrían pasar horas, miles de ellas, que yo me seguiría quedando de esa manera, sintiendo el apoyo del frío en mí, que me recordaba a mi casa, a mi hogar.
Oí unos pasos que se acercaban, rompiendo la burbuja que me había formado, pero aun así no abrí los ojos. Seguro que era Zayn, que se habría preocupado al no verme en el salón. Pero otra vez más estaba equivocada.

- ¿Molesto?

Aquella voz. Aquella reconocible voz que deseaba oír cada día, que me acompañaba en mis sueños. Abrí los ojos y vi los suyos en frente mío. Ese verde, que numerosas veces era la razón de mi tentación. Bajé la mirada a sus labios, que esbozaban una leve sonrisa. Se me erizó la piel al mirarlos. Cada beso, cada roce, cada sensación con ellos que me hizo vivir se me pasó por la cabeza, provocando que me sonrojase. Pasé mi punto de vista a mis manos, que frenéticas se agarraban los dedos entre ellas deseando que algo las calmase. Que alguien las calmase...
Estaba tardando mucho en responder, así que ya reaccionando un poco más, negué con la cabeza a modo de contestación.
Volví a mirarle. Ahora había fijado él su punto de vista en un lugar perdido del jardín.
Me fijé en que solo llevaba el pantalón vaquero y una camiseta de manga larga. Se estaría helando.

- Te... Te debes estar helando - le acerqué parte de la manta. Sonrió.
- Gracias, la verdad es que me estaba helando.
- ¿Y entonces por qué has salido fuera?
- Quería estar contigo. Lo necesitaba.
- ¿Necesitar?
- Sí, para decirte todo aquello que en su día no te dije. - me miró profundamente.
- Harry... No creo que...
- Megan, debes saber todo. 
- ¿Pero y sí no quiero saberlo? ¿Y si no quiero volver a creerme algo para que luego me hagas daño de nuevo?
- Aquí lo hemos pasado mal los dos.
- Ya, y yo lo siento por mi parte. ¿Pero crees que funcionaría el estar juntos de nuevo?
- Ey, yo estoy hablando de pedirte perdón, has sido tú lo que ha sacado lo de volver. Ahí lo dejo. - sonrió y debo admitir que provocó en mí otra cierta pequeña sonrisa. 

Tirité de frío. Llevaba demasiado tiempo fuera, expuesta al viento, que me estaba quedando helada. Harry lo notó.

- Vamos a pasar dentro, que vas a enfermar - negué con la cabeza. - Cabezota... Pero entonces al menos deja que te abracé para que entres el calor - no respondí. Joder con Harry, cómo aprovechaba las situaciones por un poco de magreo, pero la verdad, es que yo no me negué. él se recostó sobré la tumbona y tiró de mí para que me apoyase sobre su cuerpo, mientras sus brazos me abrazaban y la manta nos cubría. Encogí las piernas, dejándome envolver sobre el cuerpo de Harry. Estaba tan cerca, que podía oír como su corazón latía. Pudiera haberme quedado escuchando ese sonido toda la noche. Era confortable.

- ¿Mejor? - me estremecí cuando me dijo esto, muy cerca.
- Gracias Harry.
- No las des. En todo caso gracias a ti.
- ¿A mí?
- Sí, no sabes el tiempo que llevo esperando a tenerte así, entre mis brazos. - sonreí como una tonta, involuntariamente.
- Ya claro, mucho tiempo, ¿no? - ironicé para que no notase mi euforia interna.
- Megan, créeme - me dijo super serio - Mucho tiempo. - subí la cabeza y le miré, nuestras bocas estaban muy cerca, a un solo simple paso de besarle. Rápidamente volví a mi posición normal, no debía resistirme. Oí como suspiraba - ¿Crees que algún día volveremos a estar juntos?

Esa pregunta me pilló desprevenida. No sabía como reaccionar. ¿Qué si volveríamos? Pues no lo sé. Ojalá... Pero había cosas que no eran tan fáciles a la hora de hacerlas.
Bajé la mirada a mis manos y empecé a jugar con los bordes de la manta mientras me mordía el labio.
Me sentía como una estúpida. Él ahí, esperando una respuesta y yo callada sin más...

- ¿Sabes qué? - empezó a decir - Es cierto que antes de conocerte siempre me interesaba solo por... ya sabes, algo físico, nada más. Alguna vez la chica me gustaba un poquillo, pero nada fuera de lo normal. Hasta que te vi por primera vez cuando entraste en la habitación de Lidia... Me fascinaste. - le miré fijamente mientras él posaba su mirada en un punto perdido del paisaje - Quería hacerme creer que tú solo me gustabas para algún rollo o algo así... Pero cometía un error mintiéndome a mi mismo. Siempre fuiste para mí mucho más que una chica con la que tuve algo, en serio. Fuiste de las únicas personas que me daban esa razón por la que sonreír cada mañana. Eras tú, Megan. Solo tú. - se giró para mirarme mientras mi corazón iba a mil por hora y las mariposas de mi vientre estaban en plena revolución - Y que no nos reconocieses en el primer momento... Eso significó para mí mucho, pues la mayoría de las chicas solo se acercaban a mí por ser "Harry Styles, el cantante de One Direction" no por ser "Harry, un chico normal que de adolescente trabajaba en una panadería" - sonrió levemente - Me hiciste sentir especial. Contigo podía ser yo mismo. Y es que ahora que pienso en todo lo que he llegado a decirte.... No tengo el cuerpo en buen estado pensando como sufriste por mí. Nunca me perdonaré a mí mismo por todo lo que te hice. Entiendo que nunca me llegues a perdonar... Pero al menos sabes como me siento.
- Yo...Harry no...
- Y además - siguió hablando - cuando te vi besándote con Zayn, me armé de ira por dentro. No porque fuera Zayn el que te besase, ni mucho menos, él te trata genial y se merecería todos los besos del mundo, pero me hubiese enfurecido con cualquier chico que llegue a acercarse a ti, porque me duele pensar que otro chico se está llevando eso aquello tan preciado que yo no supe aprovechar. Y cuando te fuiste de casa de Liam dando un portazo... Ahí lo entendí todo. Que te amo Megan, que eres la chica de mi vida y nunca podré engañarme con lo contrario. Ni con ninguna Diane ni con otra chica. Porque al fin y al cabo para mí solo estás tú. - una lágrima corrió por mi mejilla y Harry me la apartó con el dedo - Esperaré por ti. Esperaré aunque me lleve toda la vida.
- Harry... Yo... Lo siento. - no sabía qué hacer. ¿Arriesgarme de nuevo? ¿Creerle? ¿Decir que no a todas esas cosas bonitas que me había dicho?
- Megan, no tienes que disculparte enserio - más lágrimas caían. Me quedé callada. 
- Pero es que no creo... No sé Harry. No sé que hacer.
- Un beso.
- ¿Qué? 
- Solo quiero un beso. Pero si después de este te niegas ante mí lo entenderé. Y ya te dejaré en paz. Pero que sepas que yo solo quiero empezar de cero si es contigo.

Le miré, lo decía totalmente en serio. Estaba cautivada. Me había dicho cosas que me habían llegado y yo debía corresponderle. Por lo que asentí con la cabeza, a la vez que cerraba los ojos. Noté que cada vez se acercaba más a mí, pues podía oler su aroma. Ese aroma que tanto tiempo he añorado. 
En menos de un segundo, sus labios rozaron los míos, primero lentamente, haciéndome cosquillas, a la vez que su mano acariciaba mi mejilla. Al principio me mostré un poco rígida, pero poco a poco me fui soltando, de forma que ya no era un simple beso por parte de Harry, sino que se había transformado en algo mucho mayor, en el que yo también tomaba parte. Y era muy consciente de ello. Esto me hizo recordar que añoraba a Harry, más de lo que nunca había supuesto. Le quería más que a nada, y un simple beso me bastó para saberlo.
Nos separamos lentamente, apoyando nuestras frentes. Había dejado de llorar.

- Por favor Megan, ahora no me dejes, no me digas que esto no ha significado nada, porque sé que no. Por favor...
- Harry - le callé - Te quiero - dije provocando que esbozase una gran sonrisa.
- Eso es un sí, ¿no?
- Es un para siempre.
- Entonces que sepas que yo a tí también te quiero, muchísimo - dijo por último antes de fundirnos en otro largo beso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario