2.1.13

Capítulo 7


Ya habían pasado dos semanas desde aquel nefasto 31 de agosto. Las clases ya habían empezado y las verdad es que todo me iba muy bien. A la hora de estudiar, no me resultaba muy dificil pues siempre tuve facilidad con los estudios. Además era el primer trimestre y el primero siempre resulta el más fácil. En clase me había tocado con todas las chicas y con Victor, al que trataba como un hermano. Era mi mejor amigo de ahí. Si en algún momento sospeché que él tonteaba conmigo, estaba equivocada, solo pretendía ser majo. Y lo consiguió pues ahora era como el tipico amigo con el que nunca saldrías porque no, porque solo amigos y ya esta.
Megan me decía que estaba loco por mí, pero yo se lo negaba, además, creo que en el hipotético caso de que Victor hubiese querido algo conmigo ya se hubiese lanzado. 

Con mis amigas de España seguía hablando, aunque ya no era algo diario. Pero no las culpaba, pues entendía perfectamente que a lo mejor se volvía un poco pesado el llamar a todas por Skype casi todos los días. Por lo que ahora habíamos quedado en hablar por Whatsapp y que cuando se reuniesen todas juntas en una casa ya me llamarán para hacer una video llamada.

A diferencia de esto, con mis padres hablaba un día sí, un día no, pero era para hablar de lo típico: de ls estudios, la comida, la gente, si iba bien de dinero, etc. 
Y también hicimos lo que dijo Bibi. Un día nos dedicamos a buscar las casas de los chicos de One Direction. Íbamos todas, pero a Megan no le hacía especial gracia gastar su tiempo en algo que no le gustaba, o al menos eso decía ella. Pero aún así el resultado fue nulo. Nada. No encontramos nada. Parece que los famosos sabían como ingeniárselas para esconderse de los paparazzis y de su fandom. 

El lunes diecisiete tenía mi primer examen. Sí, algo raro el empezar con exámenes ya la segunda semana, pero aquí los ingleses daban las clases muy rápido y los exámenes llegaban aún más rápido. Esa mañana me levanté más pronto de lo normal para repasar un poco antes del control, que era a primera hora. Me vestí con una camisa blanca, un jersey gris jaspeado encima y unos vaqueros y me bajé al comedor. Me preparé un café y subí de nuevo a mi habitación. Nada mejor que repasar química a las seis de la mañana.

Estuve repasando los conceptos hasta que dieron las ocho. Cogí mi archivador, mi mochila, las llaves, el móvil, y el dinero. Me hice una trenza mas o menos bien hecha y me calcé unos botines con tacón. Me puse la cazadora y salí rápidamente.
Me encontré a Bibi en el pasillo. Tenía ojeras en los ojos, de haberse quedado estudiando hasta tarde, pero su sentido hipster por la moda no la había fallado. Pues a pesar de estar más adormilada que un oso perezoso, seguía igual de mona que siempre. LLevaba un jersey beige claro con un gran bigote negro dibujado en él y unos pitillos rotos y deshilachados por las rodillas con el estampado de la bandera de América. Todo esto conjuntado con unas Superga negras bajas y una cazadora vaquera. Me pregunté si pasaría frío solo con esa chaqueta.

- Hola muñequita, ¿estudiaste mucho ayer? - le pregunté mientras bajabamos las escaleras. Me miró con el ceño fruncido.

- ¿Que si estudié mucho? Vamos, estoy de la química hasta las santas narices. Pero bueno, creo que ha merecido la pena y sacaré un ocho por ahí.
- Pues está bastante bien para haber empezado a estudiar ayer a las siete de la tarde.
- Ajá. Por cierto, - Su cara cambió y me miró con una amplia sonrisa, que en verdad, daba miedo - me he enterado de que el cumple de una amiga mía es en siete días.

La miré, y ahora fui yo la que frunció el ceño.


- Como se os ocurra montarme alguna fiesta o alguna sorpresa de ese estilo juro que os mato.

- No jures si sabes que no lo vas a cumplir.

Echó la cabeza hacia atrás, soltó una pequeña risa, miró su reloj y empezó a andar rápido.


- Hey, ¿pero a dónde vas? - le grité desde un lado de la calle.

- Son las ocho y dieciocho y tenemos que llegar al instituto en doce minutos si no queremos perdernos el examen. ¿A qué estás esperando? - me respondió a gritos desde unos diez metros de distancia.

Ante esto mis piernas se activaron y empecé a correr rápidamente.



*Martes 18* 

El examen me había salido sublime, y al parecer a Bibi y a Megan también, pero Amelia decía que iba a suspender, y estaba muy preocupada por su nota, pues prometió a sus padres que iba a sacar muy buena nota, y si no, estos la mandarían de nuevo a casa. Un poco estrictos, pero la verdad es que era una buena forma de que Amelia se pusiese las pilas. Aunque es cierto que si sacaba mala nota no era porque no había estudiado, sino porque no entendía muy bien la química. Pero pometí ayudarla así que esa tarde quedamos a las cuatro y le expliqué todo. Dos horas después ya entendía casi todo, y la verdad era que le gustaba la química. 
Le dije que me iba a correr, ya que hace tiempo que no hacía ejercicio.
Me dio mil y una gracias y salí de su habitaión.
Entré en la mía, me puse un pantalón gris de chándal de Hollister, una camiseta básica blanca y una sudadera granate. Me hice una coleta y cogí las llaves. Pasé de coger el móvil para no estar pendiente del chat.

Estuve corriendo durante una hora por una zona cercana a la residencia, hasta que me cansé y me adentré en un parque a ver si encontraba una fuente de agua. De repente vi una mata de pelo larguísima y rizada de un color negro puro que sobresalía del respaldo de un banco. Me senté al lado de la chica.


- De todos los lugares que pensé que podrías estar, donde menos esperaba encontrarte era aquí.

- Ya, me apetecía estar sola en un lugar apartado - respondió Megan con un tono bastante serio.
- ¿Y a qué se debe esa soledad?
- Hoy hace siete años que murió mi madre.

Giró su cabeza y me miró con los ojos más negros que nunca había visto. La verdad es que me sentía como una estúpida por haberla interrumpido y por hablarla en un tono burlón, pero es cierto que no conocía la situación. Bajé la mirada sin saber que decir.


- ¿Sabes? Al principio no fui muy agradable contigo. La verdad es que creía que eras una niña pija y consentida que solo iba a hablar de los chicos esos del grupo que te gusta y de ropa. Además me vuelvo muy protectora, y creía que eras una amenaza. Desde que se fue mi madre adopté un papel muy independiente.-hizo una pausa- Estaba equivocada contigo. Has demostrado ser una gran amiga y por muy obsesionada que estes con ese grupo, no resultas cargante. Asi que... lo siento.


Desde el primer día llevaba esperando este momento, aunque desde hace tiempo no le había dado importancia ya que nos llevábamos realmente bien.

Sabía lo dura que era Megan, y que soltase sus cosas más interiores de esa forma tenía mucho valor para mí.
Le agarré la mano para que supiese que estaba con ella, que no la iba a dejar.

- No tiene importancia, los hechos demuestran más que las palabras. Tu me apoyaste a mí cuando estaba mal. Yo te devolveré el favor.


Y nos quedamos así, en silencio, disfrutando cada una de la compañía de la otra, sin nada que decir, agradeciendo ese momento de tranquilidad, hasta que llegó la hora de irse.

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