31.12.12

Capítulo 5


Lo que quedaba de día transcurrió sin alteraciones. Comimos todas juntas, me enseñaron todas las instalaciones, como prometió Amelia, fuimos al centro de Londres y vimos las cosas más importantes, me compré un gorro y una camiseta y volvimos a la residencia hacia casi la hora de cenar. Subí a mi habitación, encendí el ordenador y me conecté al Skype. 
De repente vi una llamada de Nerea. Estaba super emocionada pues la echaba mucho de menos. Pero en la pantalla no solo la vi a ella, si no a todas las demás que me sonreían y me saludaban, preguntandome que tal todo. Se me saltaron las lágrimas y al parecer a algunas de ellas también. Hablamos durantes varios minutos hasta que llamaron a mi puerta para bajar a cenar. Era Bibi. Le dije que pasase y le mostré a mis amigas.
Estas empezaron a hablar y por lo que vi, Brigitte le cayó bien a todas, pero eso era algo fácil de esperar, ya que ella le acaba cayendo bien a todo el mundo. Nos despedimos, pues ibamos a llegar tarde. Cerré el Skype, apagué el ordenador y cogí las llaves.

- Vámonos - dije.
- Oye, tus amigas son muy majas.
- Así somos las españolas. ajjajaa

En un cerrar y abrir de ojos, ya era 31, y al día siguiente empezaban las clases. Aunque no eran clases oficiales, pues el día 1 caía en sábado pero aún así teníamos que ir al instituto para que nos apuntasen y nos digeran nuestras clases, algo así como una bienvenida. Luego ya el domingo lo tendríamos libre para planificarnos el tiempo, comprar material, y cosas de esas. Mientras tanto, todo iba normal. Todo bien con las chicas, hablaba mucho con Victor, con elq ue iba cogiendo confianza, acaba sabiéndome el nombre de casi todos los de la residencia, etc. Todo sucedía como un día normal.

Eran las tres de la tarde y en el salón estabamos Meg y yo. 

- Buf, tengo muchísima hambre, ¿Y tú? - le pregunté.

- La verdad es que yo tambien. Eso de comer tan pronto hace que después uno tenga hambre.
- ¿Qué te parece si vamos al super que está cerca y compramos cosas de comer que guardemos para momentos como estos?
- Perfecto.

En poco tiempo, había empezado a hace muy buenas migas con ella, y descubrí que en el fondo era super agradable y también protectora, y siempre estaba atenta de si estabas bien. Nos dirigimos al supermercado y fuimos cogiendo cosas. Primero varias bolsas de patatas, luego unos cuantos paquetes con chuches de todo tipo, pan bimbo y jamón por si queríamos hacernos un sandwich de vez en cuando,etc. Todo eso lo llevabamos como podíamos en las manos. Queríamos coger unas cuantas bebidas por lo que fuimos hacia una pirámide hecha con latas de cocacola. Doblé la esquina para cogernas unas cuantas, unas seis o siete, que nos durasen varios días, pero rápidamente me di la vuelta y me pegué a la pared del pasillo de las salsas.


- ¿Qué pasa? - me dijo Megan mirándome con cara rara.

- Están ahí - dije susurrando, con los ojos abriendome como platos y con el corazón a mil.
- ¿Ahí quienes?
- Ellos. Niall y Zayn. One Direction. - expliqué mirandola con cara de: "estas vacilandome?"
- Joder, que pesada estas con esos chicos. Pues pídeles un aútografo.
- Nonononono. Yo siempre he sido muy vergonzosa para estas cosas. Además imagina que piensan que soy una obsesionada o algo así.
- Es que ESTÁS obsesionada.
- Tonterías.
- Sí quieres me acercó yo y...
- NO. NO.... No sé. Esperate.

Me asomé de nuevo para verles. No podía ser verdad. Estaban ahí. Eran mucho mas guaps en persona que en sus videos. Cualquier persona normal, bueno, corrijo, cualquier directioner, se hubiese acercado a pedirles un autógrafo o una foto. Pero no, yo era la rara que pasaba vergüenza y se quedaba ahí mirándolos cómo decidían que pizzas comprar. Noté como Megan se me pegaba y empezaba a observarlos también.


- ¿Y... cómo decías que se llamaba el morenito?

- Zayn. ¿Por? ¿Acaso te gusta? - La miré con una cara de entusiasmo infinita.
- No... Solamente es mono. - me cortó el rollo totalmente. Pero en el fondo yo sabía que le había gustado.

Megan acercó un poco más su cuerpo para verlos mejor. Esto hizo que mi espalda se doblara casi inhumanamente y mi pie resbalase, haciendo que perdiese el contro y me abalanzase sobre la pirámide lo que produjo un ruido demasiado llamativo.

En una milésima de segundo me encontraba en el suelo rodeada de latas de cocacola. Lo que era una elaborada pirámide se había convertido en una simple apilación irregular de latas de cocacola de apenas seis pisos.
Miré a Megan, que tenía una expresión de miedo, pero en breves se empezó a descojonar vivamente, a lo que yo la seguí con una amplia risa. De repente me acordé de quien estaba en el supermercado y dirigí mis ojos hacia ellos, que me miraban con una cara rara, aunque Niall entrecerraba la miraba de una forma un tanto misteriosa. A saber que estaba pensando. Seguro que pensaría que era otra ridícula chica que se caía encima de una pirámide de latas de cocacola.
Ante este pensamiento me puse roja como un tomate y dejé de reírme. Me levanté apoyándome en Megan, la cogí del brazo y tiré fuertemente de ella.

- Paguemos esto cuanto antes y vamonos. - Vi pasar a una cajera al lado nuestro.- Perdón por todo, ha sido sin querer - le dije a la señora que nos miraba con cara de malos amigos.


Pagamos la comida y salimos pitando de allí.

De camino a la residencia, Megan no dejaba de reirse y de repetir la escena que habíamos tenido. Yo no dejaba de pensar en la mala imagen que debían haber tenido Niall y Zayn de mí. Ya, más seguro que nunca, no me casaré con ninguno de One Direction. Y todo por no haber tenido las agallas de acercarme y pedirles un autógrafo en vez de quedarme ahí mirándolos como si nada.

Entramos por la puerta de la residencia y subimos a mi habitación. Me tiré en la cama y me tapé la cara con mi almohada.


- ¿Qué haces? - Me dijo Megan.

- Me quiero morir. He visto a dos de las personas más importantes en mi vida y como siempre he metido la pata. Ahora sentirán vergüenza si me vuelven a ver. Genial Lidia, tres días en Londres y ya has encontrado la peor manera de cagarla.
- Mira el lado bueno, ahora saben que existes. Aunque te conocen como la extraña patosa y torpe, pero almenos saben que existes. - intentó tranquilizarme, pero la verdad es que nolo conseguía, pues a la vez que hablaba se reía. - Aunque al final no hemos comprado las cocacolas. ¿Quieres que volvamos? - fruncí el ceño y la miré - Vale, vale, que era una broma - y siguió riéndose por lo bajo. - Bueno, nos vemos en la cena, que me voy a dormir un ratillo.

Me dio un beso en la mejilla, cogió las cosas que pagó ella y salió. Me levanté de la cama y me metí en el aseo, dónde preparé la bañera para darme un baño relajante, que me hiciese olvidar el, posiblemente, momento mas vergonzoso de toda mi vida.

30.12.12

Capítulo 4


El resto del día pasó volando. Estuvimos hablando las cuatro sobre diversos temas. Amelia me caía genial, era la primera que se acercó a mí y eso lo valoraba mucho. Además, no sé como, pero siempre hacía que me sintiese cómoda en ese pequeño grupo y que me integrase bien. Bibi era muy alegre y había congeniado con ella a la maravilla. Además creo que me cogió un cariño especial por el echo de que a las dos nos gustase el mismo grupo. Y bueno, Megan se soltó más conmigo, pero aún así seguía un tanto distante. Me presentaron también a algunos chicos, había dos que eran muy simpáticos, Fabián y Victor, ambos de Alemania que eran amigos y decidieron ir juntos, y a algunas chicas de las que no recuerdo su nombre. Me llevaría unos cuántos días acordarme de todo.

Cenamos a las siete y media en una sala que estaba al lado de la cocina, con 12 mesas rectangulares en las que cabían seis personas en cada una. Un cuarto del total de los sitios estaban vacíos, eso significaba que aún faltaban por legar unas 15 personas o por ahí. Nosotras nos sentamos con Fabián y Victor, que nos contaban anécdotas de sus vida, de cuándo eran pequeños, y nos hacían reír en la mayoría de los casos. Noté como Victor no me quitaba los ojos de encima. La verdad es que era guapo, pero tenía reciente la relación con mi ex novio Pablo, por lo que ahora no tenía intención de salir ni tener nada con ningún chico. Nos quedamos hasta las doce en la sala de juegos, jugando al billar, al futbolín, etc. El personal que vigilaba a los alumnos, que eran tres hombres de unos treinta y cinco años y dos señoras mayores, nos dejaron quedarnos hasta esa hora porque al día siguiente no había clase, pero dijeron que cuando empezase el curso, abría que irse a dormir a las diez, ya que nos levantaríamos pronto.


Cuando nos fuimos a las habitaciones, Megan se metió en la suya, la habitación 41, y Bibi en la que estaba al lado de la de Amelia, es decir, la 58. Amelia, antes de meterse en la suya, me dijo que mañana me enseñaría todas las instalaciones. Me despedí de ella y entré en mi habitación. Cogí el móvil, al que había tenido olvidado durante todo el día y me sobresalté al ver que tenía mas de cien mensajes de whatsapp y unas cinco llamadas perdidas de mi casa. No debí haberlo puesto en silencio. Llamé a mi casa:

- Hola, siento llamaros tan tarde, es que hoy he estado conociendo a la gente y tal.

-..................................................
- Sí, todo genial, La gente es muy agradable y todo es super bonito.
- ..............................
- La habitación es impresionante, enorme, con balcón, baño para mí sola, un armario gigantesco.
- ......................................
- sí, la comida está rica, no es cierto eso de que la comida es un desastre, está bastante bien.
- ....................................
- Todo muy bien, si, me entiendo bien con todos,todos hablan inglés muy bien y muy claro.
- ................................
- vale mamá, un beso, saluda a papá de mi parte, y a luis y a Carmen también. Adiós, hasta mañana, te quiero.
-..........................

Colgué y me dispuse a rsponder los mensajes del WA. varios eran de mis mejores amigas, otros de algún familiar, otros de algunos amigos etc. Cuando acabé me puse el pijama y me metí en la cama, en la que me dormí al poco tiempo.

Oí unos golpes en la puerta, abrí los ojos y vi unos ligeros rayos de sol que se colaban a través del cristal de la puerta del balcón. Miré la hora. Las diez de la mañana. ¿Quién demonios era? Me hice una coleta y abrí.


- ¿Bajamos a desayunar Sra. Horan? - Bibi me sonreía mientras se balanceaba sobre sus pies.
- Eh... Son las diez de la mañana. - dije frotándome los ojos.
- La hora perfecta para desayunar. Sí que sois dormilones los españoles.
- Un poco, jajaja. Vale, deja que me duche y que me vista y nos vemos abajo.
- ¡Genial!
- ¡Espera! ¿Y Amelia y Megan? 
- Han salido a correr, y creo que comían fuera, asi que a lo mejor hasta las dos no están aquí. ¿Damos nosotras un paseo después de comer?
- Como quieras. - dije sonriendola mientras me metía en mi habitación y ella andaba por el pasillo.

Me di una ducha rápida de agua fría, para despertarme. Me dejé el pelo suelto, que me había quedado ondulado por el efecto de la espuma y me vestí con unos pitillos blancos, un jersey color rosa palo y una cazadora vaquera, ademas de unas converse de tela vaquera. Hice la cama, doblé el pijama, cogí las llaves, un poco de dinero, el móvil y salí de la habitación. Bajé al comedor y cogí una bandeja en la que me puse una tostada, cereales, fruta y zumo y me reuní con Bibi en una mesa. 


- Te has retrasado cinco min.

- Perdoneme usted, Brigitte.

Ella se rió por lo bajo y empezamos a desayunar. Cuando terminamos recogimos todo y salimos a fuera.


- Un día especialmente soleado para estar en Londres, la tierra donde llueve muchísimo - dije.

- Ya, la verdad es que estos días se agradecen. ¿Te parece bien que vayamos por este camino? - dijo señalando hacia la derecha - así también psaremos por el colegio al que vamos a ir y te lo enseño.
- Vale, perfecto.

Andamos durante unos quince minutos cuando de repente me paré.


- Esta parete me suena. ¡Ah! Claro, aquí fue donde vi al "supuesto" Niall Horan.
- Creo que he encontrado a una Directioner mas obsesionada que yo - empezó a reirse, y yo continué esa risa, y seguimos andando.

Me enseñó el colegio, que era bastante grande, con una entrada llena de cesped y arboles que formaban un camino que desembocaba en unas escaleras. El edificio, color marrón claro, con ventanas blancas, estaba rodeado por un porche enorme. Detrás, estaban las pistas de fútbol, de baloncesto, y un gran patio, además de una zona lleva de cesped con algunas mesas para tomarse el almuerzo. 

Cuando ya llevabamos andando, a paso lento, una media hora o un poco más, decidimos volver. En este paseo, tanto Bibi como yo habíamos empezado a coger mucha confianza la una en la otra. Me contó que antes ella no era muy sociable y que preferia estar sola que acompañada, pero que con el paso del tiempo todo eso había cambiado. Y que decidió hacer este curso en Londres porque sus padres querían llevarla a algún país para aprender mucho inglés, y que ella estuvo buscando opciones en internet y este plan fue el que más le gusto.

Yo le hablé de mis amigas, a las que echaba mucho de menos, de mi familia y mis hermanos, y que a pesar de ser la pequeña a veces ejercía el papel de hermana mayor pues era la más responsable. Tambien le conté cosas sobre mi ex novio Pablo, que me hizo mucho daño dejandome por una niñata de dos años menos. Pero que ya mas o menos lo había superado y cosas así.


A las doce llegamos a la residencia y nos chocamos con Megan.

  
- ¿No ibaís a comer fuera Amelia y tú? - pregunté.
- Sí, ese era el plan. Pero estabamos muy cansadas después de correr y decidimos venir aquí a ducharnos y descansar.
- ¿Entonces aún no habéis comido?
- No, si quereis comemos con vosotras en... - miró su reloj - quince minutos.
- Vale, perfecto.
- Voy a avisar a Amelia. - me sonrió y se dio la vuelta hacia las escaleras.
- ¿Es mi imaginación o esta mucho mas maja conmigo? - le dije a Bibi.
- Está mas maja. A lo mejor Amelia ha hablado con ella.
- Puede ser.

29.12.12

Capítulo 3


Conseguí llegar a la residencia gracias a las indicaciones de una señora que al parecer ser, venía de la compra. Era un edificio blanco muy grande, de uno cuatro pisos, y con una terraza en lo alto. Tenía las ventanas de un color beige muy bonito, y había una puerta enorme, iluminada con farolillos que colgaban de un porche que rodeaba la puerta.
Entré y me encontré a una señora rubia y bastante guapa, de unos cuarenta años detrás de la mesa de recepción. Dije mi nombre y apellidos *Lidia Valencia López*. Por lo que veía, era española o lo hablaba muy bien, pues entendió mi nombre sin problemas y me indicó mi habitación, dándome un juego con tres llaves iguales, todo esto en español.
Crucé un pasillo decorado con colores ocres y entré en un salón muy grande con varias teles, cinco o seis enooooormes sofas, muchas mesas, varios sillones, etc. Parecía sacado de una película pues estaba decorado con el mínimo detalle. Conté en total once personas que estaban en él. Unos jugaban a la Play, otros veían la tele, otros hablaban. Me quedé quieta pues no sabía que hacer en ese momento. Al parecer, una chica morena de pelo largo, muy guapa, con unos ojos marron oscuro y la piel blanca como la leche con unas pocas pecas al rededor de su nariz, vió mi cara de perdida total y se me acercó.

- Hola, ¿eres nueva aquí no?

- Eh... Sí, acabo de llegar de España.
- Yo soy de Italia. Me llamo Amelia.
- Lidia. Encantada. - cada vez me sentía mas cómoda y con más facilidad para hablar con ella. Solo habíamos intercambiado unas cuantas palabras y ya me caía bien.
- Te veo un poco perdida, ¿quieres que te ayude?
- Lo agradecería muchísimo.
- Vale, aver, te indico: en esta planta, está la recepción,el salón, la cocina, la lavanderia, la sala de juegos, varios baños principales y el gimnasio.
- Joder, si que es grande.
- Sí. En la segunda planta están las habitacines de los chicos. En la tercera la de las chicas y la cuarta es para las habitaciones del personal. Bueno, y arriba del todo tenemos la terraza. Vamos a coger el ascensor dos.
- ¿Cuántos ascencores hay?
- Cuatro, repartidos por toda la casa. Es que piensa que en total somos 70 adolescentes más unas veinte personas que trabajan aquí. Es una barbaridad. Dime tu número de habitación.
- Es la 63.
- Mmm la mía esta muy cerca, es la 59. 
Encontramos mi habitación y entramos. Era enorme. De un color azul cielo precioso, con una cama blanca a la izquierda que parecía de matrimonio. Enfrente estaba una puerta que daba a un balcón no muy grande, pero de un tamaño suficiente para mí. Al lado de la cama había un armario gigantesco. Seguramente toda la ropa que llevaba, que era mucha, ocuparía solo la mitad del espacio. Había una mesa con una lámapara en un rincón, con una silla pegada a esta. En la otra esquina había dos sillones que parecían bastante confortables. Al lado de estos estaba el baño, blanco y negro, con una bañera de hidromasaje, un lavabo, váter, vidé, y un armarito en el que dejar las cosas de baño. Solté las maletas y me tiré en la cama de un salto. Amelia me miraba con una sonrisa enorme.

- Esto es alucinante, nunca creí que sería así de genial.

- Ya, yo tampoco me lo creí cuando vi mi habitación hace una semana.
- ¿Llevas a aquí toda una semana?
- Sí, mis padres tenían que empezar el trabajo pronto y cogimos el último día que tenían libre para que viniera aquí. ¿Quieres que te ayude a guardar la ropa y tal?
- Como quieras, no quiero molestar.
- No es molestia, no tenia nada que hacer.
- Gracias.

Mientras colocabamos la ropa, poniamos las toallas en el baño, etc, hablamos de nuestra familia, amigos, nos dijimos de donde éramos exactamente, nuestra edad y cosas por el estilo. La verdad era que esa chica definitivamente me caía muy bien. Era muy agradable conmigo. En menos de media hora acabamos de poner todo en su sitio.

  
- Venga, vamos a abajo y te presento a las demás. - dijo abriendo la puerta.

Llegamos al salón principal y fuimos hacia dos chicas que discutían amistosamente por el mando de la tele.


- Chicas, esta es Lidia. Ha venido de España.


 Las dos chicas, bastante monas al igual que Amelia, se giraron y me miraron. La de la izquiera, tenía el pelo rubio y cortado en V por la altura del cuello. Nunca me gustó ese tipo de corte pero a ella le quedaba especialmente bien. Tenía una nariz respingona y unos ojos verdes muy bonitos, aparte de una sonrisa enorme y perfecta. La de la derecha, tenía la piel de un color crema muy llamativo, y luecía un pelo rizado color negro azabache, que le llegada hasta la mitad de la espalda. Sus ojos eran marron oscuro,  y al contrario que su amiga, no sonreía Simplemente me miraba.


- Hola, yo soy Brigitte, pero todo el mundo me llama Bibi. Soy de Francia - me dijo la chica rubia dandome dos besos pero sin quietar la sonrisa.

- Yo soy Megan, de Glasgow, por el norte del Reino Unido - dijo la chica morena.
- Encantada.
- Bueno, ¿qué estabais haciendo? - preguntó Amelia.
- Al principio buscarte porque no te encontrabamos, pero después nos cansamos y vinimos aquí a ver la tele.

Nos sentamos. Vi como Bibi me miraba de reojo y luego miraba a Megan. Creo que a Megan no le caía muy bien, pues no hablaba conmigo y al principio ni me dio dos besos ni me saludó de una manera muy alegre. Amelia se me acercó y me susurró:


- Dejala, al principio es un poco arisca, pero en el fondo Meg es una gran amiga.


Iba a decirle que me iba a mi cuarto a descansar pero entonces vibró mi móvil. Miré lo que era. Un mensaje de mi hermano preguntandome qué tal. Lo leí, contesté y lo guarde.

  
- ¿Te gusta 1D? - me preguntó entusiasmada Bibi, que al parecer había visto mi fondo de pantalla en el que aparecen los cinco.
- Si, bueno... se puede decir que sí. - dije un tanto cortada - A ver, en realidad soy Directioner.

Empezó a gritar. La gente la miraba raro y nosotras agachabamos la cara como si no la conociéramos.


- ¡Yo también! Sé todo sobre ellos. Tengo todo sobre ellos. Me encanta Harry, es un cielo.

- Pues a mi no me gustan. Me parecen unos inmaduros. - dijo Megan.

Bibi y yo la miramos Y Brigitte empezó a defenderlos diciendo que eran increíbles, que son inmaduros como casi todos los chicos, pero que son adorables y admirables. Yo le hubiese dicho a Megan unas cuantas cosas pero la verdad era que no me atrevía por si me cogia mucha manía o algo así.


- Pues a mi me gustan sin mas. No soy Directioner pero algunas canciones estan bien.
- Yo estoy enamorada de Niall. Me encanta. Y...
- ¿Y...? - dijo Bibi.
- Mmm nada, que creo que le he visto antes de llegar a la residencia, pero solo me miró y seguió andando. Pero seguramente eran imaginaciones mías que deseaba verle y ya está. Seguro que solo era un rubio que andaba por ahí, y mi subconsciente me engañó.
- NO NO NO, seguro que era él. Sus casas están cerca o eso dicen - añadió la francesa.
- Bueno... La gente dice muchas cosas.

Capítulo 2


A lo tonto y a lo loco ya era martes 28. Me di la vuelta para echar un último vistazo a mi cuarto, vacío. Parecía mucho más grande sin los posters, con los armarios sin ropa. las estanterías sin libros, etc. Me pregunto como sería mi nuevo cuarto, el de la residencia. Siempre había tenido una cierta manía a dormir en camas que no fuesen la mía, pero me iría acostumbrando. Cogí mi móvil que estaba cargándose sobre la mesa y desenchufe el cargador, que metí en la bolsa de mano. Exhalé un último suspiro y me di la vuelta. Caminé por el pasillo hasta llegar al recibidor.


- ¿Estás lista? - me preguntó mi padre poniéndome una mano en el hombro. Asentí. - Pues entonces vamos, que mamá, Carmen y Luis te están esperando en el coche con las maletas.

- ¿Y María?
- La recogemos en la puerta del garaje exactamente en tres minutos.

María era una de mis mejores amigas y también mi vecina, por lo que al volver todos los días del colegio junto a ella, habíamos cogido mucha confianza. De las demás, me había despedido ayer por la tarde entre sollozos y abrazos. Todas me deseaban un buen vuelo y yo las prometí traerlas algo a todas, que eran ocho. Nerea, Gabriela y Bea, quiénes también compartían un gran amor por One Direction, me dijeron que si encontraba a alguno del grupo que las llamase corriendo.


Ahora, martes por la mañana, ya las echaba de menos. Subí al coche y Carmen y Luis me miraron con una cara especialmente alegre. Demasiado, lo que me inquietaba.


- No quiero que hagáis nada en mi cuarto cuando no esté eeh. - ante esto, se miraron y se rieron.

- Toma anda - me dieron una caja rectangular del tamaño de un miniportátil.
- ¿Qué es eto? - dije asombrada.
- Ábrelo - dijo Luis.

Abrí la caja y me encontré un iPad 4. Mi cara de felicidad era épica.

- ¿Pe...Pero cómo me hacéis esto? Sino hacía falta, ya tengo mi ordenador, además os tendréis que haber gastado mucho dinero. - respiré más tranquila- Gracias.
- Creímos que te vendría bien uno para Londres, algo que tener a mano y fácil de llevar. Y no te preocupes por el dinero, mucha gente a contribuido. - explicó mi madre.
- ¿Cómo que mucha gente?
- Tus amigas han puesto la mayor parte del dinero, y se han ocupado de configurarlo y de llenarlo de música y fotos.

Me quedé con la boca abierta, cogí la bb y abrí el grupo de Whatsapp que tenía con mis amigas

*Lidia: sois unas guarras*
*Elena: te ha gustado ¿no?*
*Cris: os dije que era una buena idea*
*Lidia: ¿Qué si me ha gustad? Me ha encantado. Millones de gracias*

Recogimos a María en la puerta del garaje, y cuando se subió al coche le planté un abrazo enorme. Ella me lo devolvió. Algo raro pues ella nunca abrazaba.

El trayecto al aeropuerto surgió tranquilo. Nadie hablaba, pero mis padres se miraban con una cara un poco de tristeza. Me echarán de menos. Yo a ellos también. Estaba nerviosa, era la primera vez que iba a montar en avión sola, y la primera vez que iba a estar tanto tiempo lejos de casa. 
Llegamos justo cuarenta y cinco minutos antes de que partiese el avión. Pero yo ya tenía que continuar el camino por mi cuenta.
Mis padres me abrazaron muy fuerte, me besaron, me dijeron que si llevaba todo, me volvieron a abrazar, mi madre lloraba, yo la tranquilizaba etc. Mis hermanos también se despidieron cálidamente. Y María me abrazó de una forma descomunal, perecía que se me iban a saltar los ojos.

- Te echaré muchísimo de menos, no sé que voy a hacer sin tí un año entero. A ver con quién vuelvo yo a casa ahora. Quiero que todos los días o casi todos me cuentes por Whastapp que tal y me llames por Skype.

- Sí, sí. Yo también te echaré muchísimo de menos. Pero mira el lado bueno, a lo mejor me encuentro a Niall Horan.
- Que pesada con ese chico. No sé por qué te gusta tanto. - dijo riéndose.

Le di un último abrazó y cogí mis tres maletas como pude, más la bolsa de mano. Mi padre me ayudó un poco y nos dirigimos hacía la puerta en la que tenía que pasar las cosas metálicas por una especie de túnel. Pasé esto y me giré para ver a mi familia y a María. Les dije adiós con la mano y me dirigí a donde estaba la puerta de embarque.


CINCO HORAS DESPÚES


No me lo podía creer. Ya estaba en Londres. A partir de aquí empezaba mi nueva vida. La vedad es que el viaje se me había pasado demasiado rápido, pues me dediqué a dormir y escuchar música. Salí del aeropuerto y llamé a mis padres. Les dije lo típico: que ya estaba aquí, que el vuelo sin problemas, que ya tenía las maletas, que no faltaba nada, etc. A mis amigas las informé por igual por chat. Cogí una fotocopia que guardaba en el bolso y la leí. Esta me indicaba cómo llegar ala residencia. Decía la dirección exacta por si cogíamos un taxi, pero recomendaba coger el autobús pues no te dejaba tan cerca como el taxi pero era mucho más barato. Por lo que me fui a la parada del bus, que llegó en pocos minutos.


- ¿Turista? - me dijo el conductor en inglés.

- Eh... sí. - Era increíble. Estaba hablando inglés, con un conductor inglés, en un autobús inglés. 
- ¿vas a la residencia Hampton? - asentí. - Perfecto, pues siéntate cerca y te indicaré cuando bajar.
- Gracias.

Como dijo, el conductor me señaló la parada en la que tenía que bajar. Salí del autobús como pude con los cuatro bultos y cogí el mapa de Londres. Según este, tenía que andar todo recto y en la tercera calle girar a la derecha y después la primera a la izquierda. Seguí estas indicaciones, pero la verdad es que estaba muy perdida y no sabía a dónde ir. Me senté en la maleta mas grande, color azul eléctrico y suspiré. Prefería calmarme un poco y luego seguir buscando el edificio, antes de que metiese la pata. De repente en la acera de enfrente vi a una persona que me miraba, pero no sonreía. Giró la cabeza y siguió andando. Una persona con una mata de pelo rubia ligeramente elevada, y unos ojos azul cielo.


Cogí rápidamente el móvil mientras escribía alucinada en el WA.

*Lidia: Es imposible. Le he visto*
*Nerea: a quien?*
*Paula: a quién has visto????*
*Lidia: Niall Horan*

Capítulo 1

Soy una chica normal, o al menos así me defino. Aunque hay gente que no comparte esta opinión. Pero todo el mundo tiene sus rarezas. Por ejemplo, yo , soy claustrofóbica, me encantan las película de terror, tengo una extraña manía por no compartir la cosas en la mayoría de los casos, y suelo comer muchísimo pero no engordo. Pero detrás de eso sigo siendo una chica de casi 17 que ama la música, sobre todo el Rock y One Direction (un raro contraste, ya lo se), estudio en un colegio, quiero viajar, echarme un novio guapo y dulce y me encanta ir de compras. Tengo una estatura media, de un metro sesenta y cinco mas o menos, no soy la mas guapa del mundo pero soy mona, con un pelo castaño claro bien cuidado que llega hasta la altura del corazón, unos ojos color verde ocre y un cuerpo fino y detallado, algo anormal pues con lo mucho que como debería pesar el doble.

Era 25 de agosto de 2012, un sábado soleado. Me levanté de la cama y miré por la ventana. Desde aquí podían verse las cuatro torres de Plaza Castilla, y toda la M-30 que las rozaba. Echaría de menos estas vistas. Me dirigí a la cocina, andando en zigzag por el pasillo, ya que recién despertada no estoy muy espabilada. Cogí un bol y me eché cereales mientras veía la MTV.
En ese momento estaban poniendo el vídeo de "Call me maybe". Tarareé la canción como pude al tiempo que me tragaba el desayuno. Me levanté a por un vaso para la leche, pero antes de cogerlo oí: "I've tried playing it cool..."
De repente escupí lo que tenía en la boca y empecé a cantar como una loca mientras observaba la pantalla. No sé como lo hacían pero cada día me gustaban más. Y sobre todo Niall, con su mata de pelo rubia y sus dientes con aparato que hacen que sea perfectamente imperfecto. Quién diría que un rubito irlandés me iba a sacar una sonrisa cada día. Pero en realidad a todos los quería muchísimo, a todos. Eran mi mundo. Y tenía decidido que iba a conocerles, a estar cerca de llos y entablar al menos una conversación con alguno. Bueno, en mis planes también tenía previsto casarme con ellos, tener unos preciosos hijos, vivir en una casa de la zona de ria de Londres, etc. Pero lo malo es que esta idea la comparto con millones de directioners por lo que es muy poco probable que suceda eso, o que me los cruce en la calle y raramente enamore a alguno de ellos. JA! Con la de famosas guapísimas que hay por ahí, ¿y se van a fijar en mí? Deberían estar locos si ocurre esto.

Mi madre entró en la cocina corriendo:
- Lidia, hija, ¿qué te pasa? ¿Por qué gritas?
- "CAUSE YOUUU'VE GOT THAT ONEEE THING" - canté señalándola mientras me miraba con cara de poco amigos - ejeje... Mamá son One Direction, estoy cantando.
- Si de eso me acabo de dar cuenta, pero son las nueve de la mañana de un sábado y no sé tú, pero a la gente corriente le apetece dormir y no ser despertada.
- Lo siento mamá, la euforia me pudo. Cantaré más bajo.
- Sí, si si. Pero antes de alabar al "Noill" o "Naill" ese...
- Niall.- parece mentira que después de tanto tiempo hablando sobre ellos aún no se acuerde de sus nombres.
- Lo que yo he dicho. Haz la maleta, que va a llegar el martes y te vas a presentar con que no tienes nada preparado.
- Ya voy, cuando acabe de desayunar.

En tres días me iría a Londres, España ya se me había quedado pequeña y siempre había soñado con vivir ahí. No por lo típico de: Londres con sus autobuses rojos, la banderita de colores y todo muy hipster. No. Quería vivir ahí porque a los trece años mis padres nos llevaron a mis hermanos y a mi a allí. Y me enamoré. Por sus calles, por su gente, por el sentimiento que transmitía. Por ser una ciudad que se levantaba sola, que a pesar de tener un tiempo con lluvias  nubes, cargaba el lugar con el más alegre ambiente.
Convencí a mis padres con las típicas historias de que aprendería inglés, que iría bien para mi futuro curriculum, que he encontrado becas en internet, etc. Pero todo eso en realidad significaba: quiero conocer a 1D.
Me llamaréis obsesionada, pero así vivo bien.

Además, a la hora de enterderme en Inglaterra no tendría mucho problema, pues hace poco me saqué el 'Proficiency' con una nota muy alta, y con respecto al dinero, aparte del que pongan mis padres, tengo muchísimo dinero ahorrado desde mi comunión, aunque el objetivo del ahorro en ese momento era para una futura super casa en la que viviría.

Por otro lado, nunca fui una chica caprichosa, y me portaba bien casi siempre, sin contar con la gran confianza que mis padres tenían sobre mí, por lo que aceptaron sin rechistar mi proposición.
Hace dos meses que empezamos a preparar todo, los billetes, la estancia, el colegio al que iría, la ropa que debía llevar, etc.
El plan que escogimos trataba de un año entero en Londres, en el que me hospedaría en una residencia con muchos más adolescentes que compartirían el curso conmigo. Este empezaba el 1 de septiembre, pero mucha gente iría unos días antes, incluso semanas, para preparar todo e ir conociendo la ciudad. 

La verdad es que me daba un poco de pena dejar Madrid durante un año entero, a mi familia, y sobre todo a mis amigas, a las que quería con todo mi corazón. Pero prometimos hablarnos por Skype todos los días que pudiésemos e informarlas de cada cosa que pasase. A ellas si que las extrañaría. No sé que voy a hacer un año entero sinque estén a mi lado con sus consejos, sonrisas, rayadas, etc. Y al principio el separarme de ellas me echó a atrás, pues llevaba toda mi vida junto a ellas y se habían convertido en parte de mi familia. Pero también estaba deseando dejarlo todo, a las personas que me hicieron daño, entre ellas mi ex novio Pablo, a esos profesores que me jodieron tanto el año pasado, aunque conseguí sacar muy buenas notas pero con mucho esfuerzo, a la gente que me intentaba evitar (pero bueno esa gente tampoco me caía bien asi que mínimo aprecio y ya está), ...

Pero ya todo estaba hecho. No había vuelta hacia atrás. Eso era algo que ya había decidido.